Los suspiros del ayer que quedaron enclaustrados en el pasado.
La ausencia de hoy que te echa en falta en un intranquilo presente.
Una ilusión de mañana que se desvanece en un futuro incierto.
No estás. No hay marcha atrás. Yo seguiré resguardándome de este frío que hiela mi sangre, con una áspera sábana de sufrimiento, esperándote, haciéndome el dormido, como si nunca te hubieras ido de mi lado. Como si todavía siguieras conmigo, a mi lado, aqui. Amándome.
Y tengo miedo de abrir los ojos, por si lo que creí real fue un sueño, y no quiera volver nunca.
Prefiero esperarte, aqui, entre las sábanas que nuestro amor creó, y ojalá, creará.
Recito tu nombre hasta quedarme dormido, esperando
en vano tu contestación. Y agarro con fuerza
el escudo de tela que me protege
contra todo el dolor que
siento.
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